El viernes pasado, mientras se celebraba el día del amigo, se fugó del penal de
máxima seguridad de Florencio Varela un hombre identificado como Marcelo
Segovia. Segovia había sido condenado el 13 de julio por el Tribunal Oral
Criminal Nº 1 de La Matanza
a 29 años de prisión por el delito de homicidio en ocasión de robo del
comerciante Emiliano Martinó, baleado por la espalda en Ramos Mejía el 14 de
junio de 2010.
El fiscal que siguió esa causa, Sergio Antín, mostró su indignación por el hecho y afirmó: “El Servicio Penitenciario dio una pobre explicación. Dijeron que la última vez que lo vieron a Segovia fue en la visita del viernes, cuando estaba caminado por uno de los pasillos del pabellón con su novia y que se dieron cuenta de su fuga a la noche, en el recuento…La fuga recién fue notificada hoy (por ayer) a la mañana, por lo que cuenta con dos días de ventaja en los que nadie lo buscó.”
De hecho, nadie ha explicado aún cómo hizo Segovia para eludir los controles y muros de un complejo de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Justicia y Seguridad provincial, que conduce Ricardo Casal, inició un sumario administrativo y separó de sus cargos al director de la cárcel, prefecto mayor Raúl Martínez; al subdirector de Seguridad, prefecto Mario Arapa; al subdirector de Asistencia y Tratamiento, subprefecto Jorge Elichiribehety y a los jefes del Sector Penal y de Talleres.
Recordemos que no es la primera vez que las cárceles de la provincia quedan en el centro de la escena. En los últimos meses, el propio Vicegobernador de la provincia, Gabriel Mariotto, cuestionó las condiciones edilicias de los complejos carcelarios, la calidad de insumos básicos como la comida que reciben los reclusos y puso en tela de juicio el accionar abusivo y antidemocrático de varios agentes del Servicio Penitenciario.
En abril pasado, tras su recorrida junto a organismos de derechos humanos por las Unidades 46 y 47 en la localidad de San Martín, Mariotto advirtió: “Nos encontramos con situaciones que transgreden las Constitución. En celdas donde tiene que haber dos reclusos, hay siete” y agregó: “las cárceles tienen que ser sanas y limpias”.
El fiscal que siguió esa causa, Sergio Antín, mostró su indignación por el hecho y afirmó: “El Servicio Penitenciario dio una pobre explicación. Dijeron que la última vez que lo vieron a Segovia fue en la visita del viernes, cuando estaba caminado por uno de los pasillos del pabellón con su novia y que se dieron cuenta de su fuga a la noche, en el recuento…La fuga recién fue notificada hoy (por ayer) a la mañana, por lo que cuenta con dos días de ventaja en los que nadie lo buscó.”
De hecho, nadie ha explicado aún cómo hizo Segovia para eludir los controles y muros de un complejo de máxima seguridad de la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Justicia y Seguridad provincial, que conduce Ricardo Casal, inició un sumario administrativo y separó de sus cargos al director de la cárcel, prefecto mayor Raúl Martínez; al subdirector de Seguridad, prefecto Mario Arapa; al subdirector de Asistencia y Tratamiento, subprefecto Jorge Elichiribehety y a los jefes del Sector Penal y de Talleres.
Recordemos que no es la primera vez que las cárceles de la provincia quedan en el centro de la escena. En los últimos meses, el propio Vicegobernador de la provincia, Gabriel Mariotto, cuestionó las condiciones edilicias de los complejos carcelarios, la calidad de insumos básicos como la comida que reciben los reclusos y puso en tela de juicio el accionar abusivo y antidemocrático de varios agentes del Servicio Penitenciario.
En abril pasado, tras su recorrida junto a organismos de derechos humanos por las Unidades 46 y 47 en la localidad de San Martín, Mariotto advirtió: “Nos encontramos con situaciones que transgreden las Constitución. En celdas donde tiene que haber dos reclusos, hay siete” y agregó: “las cárceles tienen que ser sanas y limpias”.
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